Fortaleciendo comunidades Indígenas: bosques comunitarios en Perú y la gestión forestal sostenible
Las comunidades Shipibo y Belgica protegen sus tierras ancestrales con conocimientos Indígenas.
Diciembre 2023 – Miranda Mars, en colaboración con FSC Latinoamérica y FSC Perú
A nivel mundial, FSC® ha colaborado activamente con comunidades locales para promover prácticas de gestión forestal sostenible. La sabiduría de las comunidades indígenas en la protección de sus bosques es una fuente invaluable de inspiración para todos nosotros. Su profunda conexión con la naturaleza, su comprensión de los delicados ecosistemas y su conocimiento tradicional son luces y guías en el viaje de ser guardianes del bosque.
Reconociendo la importancia y riqueza de los recursos forestales de Perú y la necesidad de su conservación, la oficina local de FSC ha venido trabajando estrechamente con comunidades indígenas y pequeños productores en todo el país, a través de iniciativas de fortalecimiento de capacidades, apoyo técnico y orientación sobre la gestión forestal responsable; implementando en colaboración con ellos, prácticas sostenibles que equilibren el impacto ambiental, social y económico.
En esta historia, nos sumergimos en los inspiradores viajes a comunidades indígenas en dos regiones de Perú. Visitamos 5 Comunidades Shipibo de Ucayali y la Comunidad Nativa Belgica en Madre de Dios. Estas comunidades están dedicadas a prácticas forestales sostenibles, priorizando la protección de sus tierras ancestrales para las generaciones futuras. Al celebrar sus esfuerzos en la conservación forestal, recordamos que las prácticas sostenibles y la gestión forestal responsable son clave para un futuro próspero tanto para la naturaleza como para la humanidad.
Comunidades Indígenas Shipibo
Cuidando la Amazonía
Para esta historia nos adentramos en lo más profundo de la selva amazónica. Un viaje en bote de tres horas por el río desde Pucallpa en Ucayali nos lleva a Callería. Esta zona fue una vez víctima de una explotación descontrolada. En la década de 1990, madereros informales infiltraron sus tierras, devastando 500 hectáreas del bosque de la comunidad, que abarca un total de 4000 hectáreas. La comunidad de Callería cuenta con un paisaje diverso, que incluye áreas específicas para la expansión urbana, la agricultura, la caza y la preservación forestal. Hogar de aproximadamente 50 familias del grupo étnico Shipibo-Conibo, esta comunidad valora su idioma único mientras también adopta el español como un medio común de comunicación. La cosecha de madera, la pesca y la venta de artesanías constituyen el pilar de sus actividades económicas.
En el corazón de Callería yace una conexión profunda con el bosque, como comparte Diana Mori, miembro del pueblo Shipibo-Conibo. “Uno de los recuerdos más valorados que tengo sobre el bosque es durante el mes de agosto cuando llegan millones de especies de aves. Es un tiempo de alegría y emoción para nuestra comunidad. Las madres preparan cestas y, junto con nuestros padres, nos aventuramos en el bosque para recolectar huevos. La abundancia estos nos permite recoger lo justo para el día, garantizando su frescura. Además, regresamos con peces recién capturados, que tienen un sabor único, diferente a cualquier pescado comprado en la ciudad. Este momento de compartir y disfrutar del pescado fresco de los ríos en nuestros bosques captura nuestra mayor alegría como pueblo Shipibo: la esencia de nuestra felicidad radica en estas experiencias comunitarias”.
Diana sonríe al compartir estos recuerdos, mientras continúa explicando más sobre su conexión y la de la comunidad con el bosque: “El universo y el ecosistema son un ente vivo. Nos interrelacionamos, cuidándonos y protegiéndonos mutuamente. Nuestra conexión se extiende a la tierra, el agua, el cosmos y los seres bióticos y abióticos. Es tan fuerte (la conexión) con nuestros recursos que nos permite comunicarnos con la naturaleza y convivir en armonía con todos los seres vivos.”
Diana cree que cada individuo nace con una misión, y la suya es salvaguardar los recursos que sustentan a las comunidades, para las generaciones futuras.
Más adelante, nos explicará más sobre los recursos importantes que brinda el bosque y cómo estos empoderan a la comunidad. Pero primero, nos sumergiremos en la gestión forestal sostenible y la certificación FSC.
Certificación FSC Comunitaria
Hace más de 10 años, reconociendo la necesidad urgente de proteger el bosque en Callería, la Asociación para la Investigación y el Desarrollo Integral (AIDER) intervino. Empoderadas con conocimiento y determinación, las comunidades de esta región se unieron para proteger y restaurar su bosque. Después de cinco años de dedicación y arduo trabajo, en 2011 lograron un hito significativo: la distinción de convertirse en la primera concesión comunitaria en obtener la certificación FSC para la gestión forestal sostenible. Este logro fortaleció aún más su relación con el bosque; y su compromiso de aprender y mejorar sus prácticas continúa beneficiando tanto a la comunidad como al invaluable ecosistema que protegen.
Pio Santiago, que trabaja para AIDER, se enorgullece enormemente de estos logros: “Fueron la primera comunidad en Perú en obtener la certificación forestal. Esto planteó un desafío importante con impactos económicos, sociales y ambientales significativos. La gestión de sus bosques ha desempeñado un papel crucial para incentivar a estas comunidades, empoderándolas para proteger sus recursos y beneficiarse de prácticas sostenibles. Estamos aquí para asegurar que los bosques de Callería perduren, para que los niños puedan heredar un patrimonio rico y continúen conviviendo armoniosamente con la naturaleza.”
La certificación FSC ha permitido a las comunidades de esta región evaluar sus recursos y generar oportunidades económicas mientras garantizan la sostenibilidad. Su riqueza en recursos maderables les permite construir casas y aprovechar el potencial económico del bosque. El bosque también ayuda a mantener su identidad y presenta oportunidades dentro de la comunidad, ya que los recursos aseguran su forma de vida sostenible. Diana explica: “En nuestra búsqueda de un futuro mejor para nuestros hijos, nietos y las generaciones futuras, nos centramos en el potencial de nuestros recursos naturales. Poseemos una variedad de recursos valiosos, incluyendo arcillas, semillas, cortezas, plantas medicinales y terapéuticas. Estos recursos nos brindan oportunidades para mejorar y construir nuevos modelos, arraigados en nuestra perspectiva de desarrollo desde el bosque. Nuestra resistencia como comunidad se ve alentada por nuestro compromiso de preservar la vida y mantener nuestra cultura, ya que reconocemos nuestra responsabilidad social de resguardar y cuidar el medio ambiente. El bosque no es solo un proveedor de recursos, sino también una fuente que nos ayuda a mantener nuestra identidad y garantiza medios de vida sostenibles dentro de nuestra comunidad”.
Una mirada al mañana
Mirando hacia el futuro, Diana y su comunidad imaginan museos y talleres donde los estudiantes puedan aprender sobre los aspectos botánicos, biológicos y químicos del bosque. Desean establecer restaurantes y sitios de visita que promuevan las visitas comunitarias, asegurando su forma de vida sostenible. La educación, especialmente la mejora de las escuelas para los niños, desempeña un papel crucial en la preservación de roles y costumbres tradicionales. Compartiendo conocimientos y experiencias, se fomentará la participación juvenil y el desarrollo dentro de la comunidad.
Diana también menciona los desafíos enfrentados por las comunidades indígenas en la Amazonía peruana. Problemas como el cambio climático y la contaminación representan amenazas para las comunidades, incluido el acceso a agua limpia y la posible contaminación de su entorno. Diana aboga por la sinergia y la colaboración entre comunidades indígenas, científicos y académicos. Destaca la necesidad de esfuerzos conjuntos para preservar los recursos naturales y compartir conocimientos. Además, enfatiza la importancia de la participación comunitaria, especialmente la inclusión de las mujeres, en los procesos de toma de decisiones. Diana cree en el poder de la educación, tanto en términos de conciencia ambiental como en la necesidad de gestiones integrales que se centren en la protección de los bosques y las comunidades.
Con sueños de educación, preservación y continuidad cultural, las comunidades Shipibo invitan al mundo a aprender de su sabiduría y unirse en la protección de los regalos sagrados de la naturaleza. Los guardianes del bosque en Callería demuestran que a través de una gestión forestal reflexiva, se puede lograr el desarrollo económico al tiempo que se preserva la invaluable Selva Amazónica para las generaciones venideras.
Comunidad Nativa Bélgica
El viaje sostenible de Nativa Bélgica
Otra historia de éxito en la Amazonía peruana proviene de la Comunidad Nativa Bélgica, ubicada en el departamento de Madre de Dios, provincia de Tahuamanu, en el distrito de Iñapari; en la frontera entre Perú y Brasil, en la margen derecha del río Acre. Esta área destaca por la presencia de bosques imponentes y diversificados, su naturaleza forestal, los productos que el bosque proporciona y la expresión de la fauna característica que convierten a la comunidad en un entorno de deleite natural y escenario cultural interesante.
La comunidad Nativa Bélgica es una comunidad del grupo Yine de la cultura amazónica peruana, y la presencia de su bosque y sus paisajes la convierten en un lugar especial para aprender sobre la riqueza biológica.
Antonio López Cuchitineli, un residente de 52 años, reflexiona sobre los cambios significativos que su comunidad ha experimentado a lo largo de los años y nos habla sobre cómo su enfoque hacia la gestión forestal ha crecido con el tiempo. En un pasado no tan lejano, su comunidad enfrentó varios desafíos. Sin una infraestructura adecuada, la falta de carreteras hacía que la vida diaria fuera una lucha. El acceso a necesidades básicas como medicinas era limitado, y se requerían largos viajes en motocicleta a pueblos vecinos. La atención médica y la educación eran escasas, y la ausencia de oportunidades para el crecimiento económico complicaba aún más su situación.
“El punto de inflexión de mi comunidad llegó cuando nos dimos cuenta de la importancia de asegurar nuestros derechos sobre la tierra para un futuro sostenible. Juntos, superamos desafíos, obtuvimos reconocimiento y adoptamos la cosecha de madera responsable, prosperando al mismo tiempo que resguardamos nuestro preciado bosque”. En 2011, la comunidad comenzó con la gestión forestal sostenible.
El beneficio del manejo sostenible
El bosque proporciona recursos vitales para la comunidad donde actualmente viven 41 familias. La venta de madera sirve como una fuente significativa de ingresos. Esto es una alternativa importante en comparación con el pasado, cuando la comunidad se dedicaba a la extracción de caucho para la producción de látex utilizado en la fabricación de neumáticos.
Al obtener la certificación FSC y emplear ingenieros profesionales para guiar sus esfuerzos, la comunidad incursionó en la venta de maderas duras como la caoba. Prácticas sostenibles aseguraron que pudieran beneficiarse de sus recursos mientras preservaban el bosque.
Con los ingresos de las ventas de madera, los miembros de la comunidad invirtieron en su futuro. Enrique Pacheco, un dedicado ingeniero forestal en Madre de Dios que trabaja con la comunidad, enfatiza la importancia de su asociación con el Forest Stewardship Council (FSC). “Con las pautas del FSC como brújula, dirigimos nuestro viaje hacia la preservación ecológica y la utilización responsable de los recursos. El compromiso con las prácticas certificadas por el FSC asegura que protegemos estos bosques importantes y cumplimos con las regulaciones nacionales”.
Monitoreo coordinado
Fabio Aspajo González es un miembro dedicado del comité forestal de la comunidad. Explica su papel vital en preservar el bosque que rodea su remota comunidad. El comité monitorea diligentemente las actividades de tala, garantizando un impacto ambiental mínimo. Con normas de tala dirigidas, han visto mejoras significativas en la gestión forestal. Fabio enfatiza la necesidad de resguardar el bosque para las generaciones futuras, alentando a otros a apoyar su causa y presenciar las maravillas de este santuario para la vida silvestre: “El bosque no es solo para nosotros; también es para las generaciones futuras. Debemos protegerlo para que nuestros hijos y nietos puedan beneficiarse de su belleza y recursos. Entrando en el bosque con nosotros, las personas pueden presenciar de primera mano cómo trabajamos hacia la conservación. Animo a otros a apoyar nuestra causa y convertirse en custodios de este tesoro natural”.
La promoción de la certificación FSC en concesiones forestales madereras ha mejorado significativamente su competitividad al esforzarse por alcanzar estándares de sostenibilidad más altos y proteger la vida silvestre y los ecosistemas. Como resultado, la región de Madre de Dios ha surgido como líder, con más de 600,000 hectáreas de bosques certificados por FSC. Dentro de este bosque, la comunidad ha implementado dos planes de manejo. El primer plan se centra en un ciclo de tala de 20 años, permitiendo la cosecha sostenible de madera. Este logro muestra los esfuerzos colaborativos del sector privado, la sociedad civil y las autoridades para resguardar la biodiversidad y mejorar el bienestar de las comunidades locales.
Uno de los aspectos clave de la gestión forestal es crear conciencia dentro de la comunidad. Enrique Pacheco menciona que las prácticas sostenibles de gestión forestal no solo han protegido el bosque, sino que también han mejorado la calidad de vida de las comunidades locales, asegurando la preservación de su patrimonio cultural. El éxito de estas actividades destaca la importancia de los esfuerzos colaborativos y la integración de consideraciones sociales, ambientales y económicas para lograr la sostenibilidad a largo plazo. Antonio enfatiza que: “La educación se convirtió en una prioridad para nosotros, y nuestros hijos ahora tienen acceso a escuelas y oportunidades que eran escasas en el pasado. Las mejoras en las condiciones económicas nos permitieron construir mejores hogares, cultivar fincas y criar ganado, lo que llevó a una mejor calidad de vida en general”.
Los ojos de Enrique se iluminan cuando habla de su conexión con el bosque y cómo sostiene su forma de vida. La población de la comunidad puede ser pequeña, pero sus corazones y espíritus son enormes, en armonía con la naturaleza. También nos habla sobre la relación de la comunidad con la vida silvestre. Respetan a las criaturas que deambulan por su territorio, y el esquivo Otorongo (Jaguar) es uno de los majestuosos animales que Enrique observa durante sus frecuentes excursiones por el bosque. Reconoce que las tradiciones de sus ancestros incluían la caza, pero hoy priorizan prácticas sostenibles. La comunidad entiende que preservar el equilibrio entre los humanos y la vida silvestre es vital para la prosperidad a largo plazo de su hogar.
Aunque abrazan la modernidad y el cambio, los miembros de la comunidad expresan preocupaciones sobre la pérdida de conocimientos tradicionales dentro de la comunidad. En el pasado, sus ancestros confiaban en remedios naturales para las enfermedades y tenían un profundo conocimiento del ecosistema del bosque. Antonio teme que las generaciones más jóvenes quizás no comprendan completamente el valor de estas prácticas tradicionales e insta a esforzarse para preservar esta sabiduría. A pesar de los desafíos del pasado, siguen siendo optimistas sobre el futuro. Tienen planes para proyectos de reforestación y prácticas agrícolas sostenibles. La comunidad también está explorando formas de participar en otros sectores como la piscicultura y el ecoturismo, buscando lograr un equilibrio entre el crecimiento económico y la preservación ecológica.
Lenicia es una joven quien, junto con otras mujeres de la comunidad, trabajan un increíble arte haciendo uso de semillas de la zona. Este trabajo de intrincados diseños requiere paciencia y dedicación. Los artesanos no solo son creadores de hermosas artesanías, sino también apasionados por preservar el patrimonio de su comunidad. La dedicación a su oficio y el deseo de transmitir sus conocimientos a las generaciones futuras muestran la profundidad de su amor por su cultura.
A través de su dedicación y colaboración con organizaciones como FSC, la Comunidad Nativa Bélgica ha transformado su paisaje, una vez desafiante, en un bosque próspero. Al avanzar por el camino del progreso mientras resguardan sus tradiciones, nos recuerdan el delicado equilibrio entre la humanidad y la naturaleza. Al abrazar la sabiduría ancestral e integrar prácticas modernas, la comunidad visualiza un futuro donde el bosque continúe floreciendo, proporcionando para sus familias y dando la bienvenida a visitantes.
Estas historias nos ayudan a presenciar el poder de las comunidades indígenas para gestionar eficazmente sus bosques y al mismo tiempo crear oportunidades económicas sostenibles. Sus experiencias resaltan el papel invaluable del conocimiento tradicional, la importancia de las conexiones ancestrales y el impacto positivo de la certificación FSC en el mantenimiento de estándares ambientales y sociales. Al amplificar estas historias de éxito, esperamos inspirar una mayor colaboración, reconocimiento y apoyo a iniciativas de conservación forestal lideradas por comunidades indígenas en todo el mundo.
Este artículo se publicó originalmente en el sitio web de FSC Latinoamérica.
Uno de los objetivos clave del trabajo de FSC es ayudar a las comunidades locales a obtener la certificación FSC para sus operaciones forestales. Al guiar a las comunidades a través del proceso de certificación y proporcionar apoyo continuo, FSC las ha ayudado a mejorar sus oportunidades en el mercado y aumentar el valor de sus recursos forestales. Sin embargo, la participación de FSC con las comunidades locales en Perú va más allá de la certificación. Reconocemos la importancia de garantizar que las comunidades se beneficien directamente de sus recursos forestales. FSC facilita el desarrollo de iniciativas de valor agregado y colabora con organizaciones locales que brindan asistencia, por ejemplo, en empresas basadas en la comunidad, que permiten a las comunidades obtener beneficios económicos de productos maderables y no maderables cosechados de manera sostenible. Este enfoque no solo respalda los medios de vida locales, sino que también fomenta la administración a largo plazo de los bosques por parte de las comunidades que dependen de estos recursos.